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Cigarrillos electrónicos, ¿una alternativa saludable para los fumadores?

Las personas fumadoras han sufrido una modificación en sus hábitos que muchos han clasificado como medidas de discriminación, desde la anulación de comerciales que fomentan el consumo de cigarrillos, hasta la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados.

Hasta el momento, el tabaquismo es una de las adicciones que más víctimas cobra anualmente debido a los casos de cáncer, enfisema pulmonar, problemas circulatorios y cerebrales que puede llegar a ocasionar. Aun así, las personas fumadoras tienen graves problemas para superar su adicción al cigarro.

Debido a los obstáculos legales que se van presentando a las personas que fuman, algunas compañías han comenzado a invertir en la producción de cigarros electrónicos, los cuales prometen no dañar a las personas que se encuentran alrededor del fumador, así como retomar la libertad de quienes fuman, pues el cigarro electrónico no produce olores desagradables ni humo insalubre.

Al utilizar el cigarro electrónico se exhala vapor de agua en lugar de humo de tabaco, por lo tanto no existe una causa por la cual se prohiba ‘fumar’ este tipo de artefactos en el interior de un negocio.

¿Cómo funcionan los cigarros electrónicos?

Los cigarros electrónicos son dispositivos similares a los cigarros tradicionales, la diferencia radica en que en lugar de usar la combustión como medio para explotar la nicotina, se utiliza un mecanismo que calienta un líquido de nicotina, produciendo un vapor que llega a los pulmones.

Los cigarrillos electrónicos ofrecen, como beneficio máximo, no afectar la salud ni de quien los usa ni de quienes se encuentran a su alrededor. Sin embargo, tal información aún no ha sido comprobada por la ciencia.

¿Qué pasa con la legislación anti tabaco?

Los cigarros electrónicos han comenzado a comercializarse asegurando que no dañan a la salud, aunque esto aún no es comprobado por la ciencia.

Por otra parte, aunque el cigarro electrónico promete no dañar la salud ni de quien lo usa ni de quienes rodean al fumador, los grupos anti tabaco se encuentran preocupados porque el uso de este tipo de dispositivos va en aumento y aseguran que no ayuda a eliminar la adicción, si no cambia por otra.

Esta nueva modalidad de cigarrillos no contiene tabaco, por lo cual no son afectados por la legislación que prohíbe fumar en sitios cerrados, así como en lugares públicos donde anteriormente era común 'echarse un cigarrito'.

A pesar de todo, los cigarros electrónicos no han sido sometidos a grandes investigaciones científicas, por tanto es peligroso asegurar que no dañan a la salud, pues aún no se han determinado los perjuicios que puede causar su uso frecuente.

Para quienes luchan en contra del tabaco, este tipo de inventos solamente acrecientan la adicción a la nicotina. Según Danny McGoldrick, vicepresidente de investigación de Campaign for Tobacco-Free Kids, las leyes antitabaco logran que personas dejen de fumar y este tipo de artefactos únicamente logran que se 'burle' la ley.

Hasta el momento, muchas marcas han intentado comercializarlos bajo la promesa de que sirven para dejar de fumar, incluso que resultan más efectivos que los chicles (o gomas de mascar) y parches que se venden con el mismo fin.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, en 2009 sacó a la luz un estudio en el cual se determinaba que existían indicios de que los cigarrillos electrónicos contienen químicos que podrían propiciar la aparición de cáncer, por lo cual es poco acertado promocionarlos como una opción segura para dejar de fumar.

En países como Australia, Brasil, Canadá y Alemania, los cigarros electrónicos se encuentran prohibidos o altamente restringidos, sobre todo por la falta de estudios acerca del daño que podrían o no causar a sus usuarios.

Al momento, los cigarrillos electrónicos con sabor ‘tradicional’ no son los únicos que se venden, también pueden adquirirse en su versión mentolado, sabor mojito o fresa, lo cual puede atraer a los fumadores jóvenes a consumir este tipo de productos.

Aunque hasta el momento es imposible determinar cuál será el futuro de los cigarrillos electrónicos, sin duda pueden llegar a convertirse en una alternativa para los fumadores, se necesitan de las investigaciones suficientes para asegurarse que no presentan ningún riesgo para la salud.

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