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Deja que te pegue el sol, sus beneficios son enormes

Así como los antiguos griegos y romanos tenían a Apolo como dios del sol y, al mismo tiempo, dios de la medicina y la curación: pudiendo sanar o enfermar a su antojo, los científicos de hoy, gracias a una gran cantidad de estudios, han llegado a apreciaciones similares. Se conoce que, la exposición al sol tiene, tanto efectos benéficos como nocivos en la salud, por lo que te presentamos los mitos y realidades acerca de los efectos que, el Astro Rey, tiene en los seres humanos.

Innumerables son las investigaciones en torno a que la radiación ultra violeta -de la cual, cabe mencionar, entre el 95 al 97% es producida por los rayos UV que llegan a la tierra desde el sol- penetra en la dermis, contribuyendo al desarrollo de cáncer en la piel, a través de la generación de moléculas que dañan el ADN, tales como radicales de hidróxilo y oxígeno, sin embargo, se ha comprobado que no es precisamente la luz solar quien produce tal enfermedad.

Desde 1930, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos comenzó a advertir de los efectos nocivos de la luz solar en la salud de las personas; hoy en día, las tres formas principales de cáncer en la piel (melanoma, cáncer de células basales y carcinoma de células escamosas) se atribuyen principalmente a la excesiva exposición a los rayos ultravioleta, como consecuencia de la llegada, cada vez mayor, de radiación directa desde el sol, esto provocado por otro fenómeno: la destrucción química de la capa de ozono.

Asimismo, aunque la capa de ozono es la defensa principal y permanente contra la penetración de los rayos ultravioleta, poco a poco se ha documentado que existen otros factores que pueden determinar los efectos negativos del sol en la salud de las personas, tales como: latitud, la radiación es más intensa en la línea ecuatorial, dado que el ángulo de incidencia de los rayos del sol en la superficie de la Tierra es allí mucho más directa; hora del día, la mayor cantidad de radiación solar llega al planeta alrededor del mediodía; altitud, el aire es más limpio en la cima de una montaña, por ejemplo, por  lo que ese tipo de lugares reciben los rayos del sol con mayor intensidad; superficie terrestre, de ahí que, en lugares donde impera la nieve se refleje 85% de la radiación, mientras el agua refleja sólo el 5%. Igualmente, factores como la nubosidad, la lluvia o la contaminación pueden reducir la presencia de radiación solar en la piel de las personas.

Por ello, Roberto Tapia, licenciado en optometría por la UNAM, aseveró que, al visitar destinos turísticos como playas, ciudades coloniales o sitios arqueológicos, se aumentan considerablemente los periodos de exposición a los rayos ultravioleta en personas que viven en las grandes metrópolis y no están acostumbradas a protegerse del sol, lo que favorece al desarrollo de quemaduras cutáneas, así como alteraciones oculares como conjuntivitis, degeneración macular, retinopatía solar, daño en cornea y catataras,  principal causa de ceguera en el mundo.

La luz solar ayuda a la síntesis, a nivel celular, de la Vitamina D en el cuerpo, lo cual fija el calcio den los huesos.

Sin embargo, así como el sol puede minar la salud, también puede ofrecer alternativas saludables. Daniel Lumera, Doctor en Ciencias Naturales, especialista en los efectos de la luz solar en el cuerpo humano, expone que, el sol ayuda a la síntesis, a nivel celular, de la vitamina D que, a la postre, fija el calcio en los huesos, disminuyendo los riesgos de desarrollar enfermedades degenerativas como artritis, osteoporosis e, incluso, el cáncer en los huesos. Esto debido a que, afirma Lumena, las células se comunican entre ellas mediante impulsos de luz, concretamente el ADN recibe o transmite señales electromagnéticas que regulan las funciones de células adyacentes, activando la regeneración y reproducción de las mismas.

Además, asegura, el sol ayuda a regular la sexualidad en los hombres, ya que aumenta los niveles de testosterona que circulan en su organismo. Aseveración que, investigadores de la Universidad Médica de Graz, en Austria, confirmaron en un estudio al observar que los niveles en la sangre, tanto de vitamina D como de testosterona, se redujeron significativamente en invierno y aumentaron en verano. Dicha investigación, publicada en la revista Clinical Endocrinology, estudió a más de 2mil doscientos hombres encontrando que, los que tenían cantidades suficientes de vitamina D presentaban un mayor nivel de testosterona, la cual aparece de forma natural en el organismo gracias a la transformación del colesterol en esta vitamina producida por la luz solar.

Igualmente, varios estudios científicos han demostrado que, la carencia de luz solar tiene las mismas consecuencias que una mala dieta: apatía, ansiedad, disminución de las defensas o palidez y, como lo demostró un grupo de investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham, el sol puede mantener en forma la salud mental, siempre y cuando se haga con moderación.

Según este estudio, una baja exposición a la luz solar motiva el incremento en los casos de depresión por lo que, en países como Finlandia y Noruega, con prolongados inviernos sin luz, reflejan los índices de depresión y suicidios más altos de todo el mundo. De hecho, la llamada depresión invernal fue definida en 1984 por el doctor Norman E. Rosenthal, quien la denominó Trastorno Afectivo Estacional, propio de aquellas latitudes.

Al respecto, el especialista en psicología del Hospital Casa de Salud de Valencia, el doctor Francisco Bou, afirmó que el sol actúa como "vacuna emocional" ante el Trastorno Afectivo Estacional. Explicó que, en otoño e invierno, las personas susceptibles a tener problemas emocionales se ven afectadas por este tipo de trastorno depresivo, pues las condiciones atmosféricas, dijo, "predisponen el estado emocional de la persona, aunque no de modo absoluto". Esto como consecuencia de que, la carencia de luz solar, genera la producción de serotonina y melatonina, agentes bioquímicos reguladores del sueño-alerta, la energía y el estado de ánimo.

Por lo que, psicólogos y especialistas, sugieren salir de vez en cuando a lugares soleados, siempre con protección solar, con el fin de disminuir los síntomas de la depresión; igualmente, se recomienda evitar en la medida de lo posible la luz artificial que, se ha comprobado, perturba la estabilidad del organismo. Lo anterior debido a que, el ser humano es un ser naturalmente diurno y, en la noche, produce melatonina, hormona encargada de suprimir los daños que, en la piel, son inducidos por los rayos ultravioleta del sol. Por lo que, se piensa, el ser humano ha evolucionado de tal forma que, el mismo sol, fomenta la reparación de los daños en la salud que éste mismo produce.

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