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Fibromialgia: la Enfermedad fantasma

fibromialgia

La fibromialgia (del latín fibra, fibra, que se refiere al tejido conjuntivo, del griego mio, músculo y algia, dolor), o fibrositis, según la Fundación Mexicana para la Fibromialgia, es un síndrome que se manifiesta a través de un estado doloroso crónico generalizado no articular, con afección de los músculos y que presenta una exagerada sensibilidad en múltiples puntos definidos, sin alteraciones orgánicas demostrables. Y, aclara que, a nivel mundial, su etiología es actualmente desconocida, aunque se le relaciona más con condiciones sociales actuales como el estrés.

Además, se caracteriza por un amplio rango de otros síntomas psicológicos, como dificultades para dormir, rigidez matutina, dolores de cabeza y problemas con el pensamiento y la memoria, que suelen impedir el funcionamiento rutinario de quien lo padece.

En 1992, la fibromialgia fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y clasificada en el Manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10) con el código M79.0.

La característica abrumadora de la enfermedad es el dolor prolongado en puntos de sensibilidad definidos, los cuales se diferencian de los puntos desencadenantes observados en otros síndromes de dolor. A diferencia de los puntos de sensibilidad, los puntos desencadenantes pueden presentarse de manera aislada, incluso en ausencia de presión directa.

La fibromalgia es clasificada como regional, primaria y secundaria. La regional se denomina también fibromialgia localizada o, más frecuentemente, síndrome miofascial. En este caso el dolor está localizado en una zona y, por tanto, limitado a puntos contiguos. La fibromialgia primaria se caracteriza por dolor difuso y puntos dolorosos a la presión en múltiples localizaciones en ausencia de una condición concomitante o subyacente y si el paciente no tiene ninguna alteración articular y secundaria cuando sí las presenta.

La fibromialgia, en ocasiones,  comienza después de procesos puntuales, sin relación evidente entre ellos, como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil, un divorcio, un problema personal o por simple estrés.

El doctor Juan Pérez Cajaraville, algólogo de la Universidad de Navarra, expone que se han descrito casos de fibromialgia que comienzan después de procesos puntuales, sin relación evidente entre ellos, como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil, un divorcio, un problema personal o por simple estrés. En otros casos aparece después de que otra enfermedad, cualquiera que limite la calidad de vida del enfermo (artritis reumatoide, lupus eritematoso, etcétera). Es decir, la fibromialgia no se contrae, sólo se activa ante este tipo de situaciones.

Esto hace pensar que la fibromialgia es un trastorno psicosomático, en los cuales los pacientes presentan una miríada de síntomas clínicamente importantes pero sin explicación física evidente. Los doctores Oliver Oyama, Catherine Paltoo y Julian Greengold, en su artículo, Manejo de los Síntomas Psicosomáticos, argumentan que poco se sabe acerca de las causas de los trastornos psicosomáticos. Los pocos datos epidemiológicos que existen indican una tendencia familiar a sufrir algunos de esos trastornos.

Estudios hacen pensar que esta enfermedad también se puede originar en ciertas partes del cerebro, en específico, en el hipotálamo. El cual, aumenta la sensación de dolor al grado de hacerlo parecer como si se estuviera expuesto a una degeneración aguda, al rompimiento de algún hueso o dolores semejantes a los presentados en la artritis reumatoide.

De hecho, las personas enfermas con fibromialgia no reaccionan ante los analgésicos comunes, toda vez que, tienen menor capacidad de unión en un tipo de receptor en el cerebro que es el destino de los analgésicos opioides como la morfina, de acuerdo con una investigación presentada por el Centro de Salud de la Universidad de Michigan.

Los resultados mostraron que los pacientes con fibromialgia tienen mas reducido el receptor mu-opioide (MOR) en estas regiones del cerebro que normalmente procesan y suavizan las señales de dolor -específicamente, el núcleo, la corteza cingulada anterior y la amígdala- al unirse con los analgésicos empleados en el tratamiento de otras enfermedades como el cáncer o, simplemente, una jaqueca.

No existe aún un tratamiento curativo para el síndrome de fibromialgia, pero sí existe amplia evidencia científica respecto al abordaje multidisciplinario en asistencia primaria, como forma eficaz de propuesta terapéutica.

La Pregabalina y la Duloxetina, han sido aprobadas para el tratamiento de la fibromialgia en algunos países, pero sus evidencias de efectividad son bajas y la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) no ha aprobado su utilización específica para esta enfermedad; igualmente, en algunos pacientes, han mostrado resultados positivos utilizando la Hormona del Crecimiento en contra de esta enfermedad, así como la inyección de anestésicos en las zonas con dolor.

Otras técnicas empleadas para su tratamiento son: la terapia psicológica colectiva y/o individual, el ejercicio gradual controlado, una dieta rica en vegetales, potasio, zinc, silicio y selenio y pobre en grasas y proteínas de origen animal. Así como la prohibición en la ingesta de acidificantes, colorantes, endulzantes, harinas refinadas, conservas, embutidos, lácteos, carnes rojas, vísceras, mariscos, alcohol, cafeína, sal y azúcares refinadas.

Cabe mencionar que, los cambios de clima, los ambientes fríos o húmedos, los cambios hormonales premenstruales, el embarazo, los estados de menopausia, el estrés, la depresión, la ansiedad y esfuerzos adicionales pueden contribuir a agravar las crisis de la fibromialgia, según lo expone la Fundación Mexicana para la Fibromialgia.

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