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La siesta, un hábito necesario para el desarrollo de los niños

Una de las actividades más placenteras que puede realizar cualquier persona es la siesta. Un pequeño descanso de 15 o 20 minutos ayuda al funcionamiento del metabolismo del cuerpo, mejora el estado de ánimo reduciendo el estrés y da energía al cuerpo humano para que realice con mayor empeño sus actividades diarias.

Pero cuando se trata el tema de la siesta en los niños, muchos padres se preocupan de que sus hijos adquieran este hábito ya que piensan que la siesta puede alterar su ciclo de sueño. Incluso, muchos padres consideran que la siesta es sinónimo de holgazanería.

Sin embargo, los médicos han señalado que la siesta es esencial para el desarrollo emocional y físico de los bebés y niños. Una siesta es vital para que el proceso de aprendizaje se mejore e incite la sociabilidad de los niños en su entorno social.

El doctor Gonzalo Pin, coordinador de trastornos del sueño y de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirón de Valencia, indica que los padres no deben prohibir la siesta en los niños, sino todo lo contrario, deben de proponerles que descansen un poco, en especial, después de la comida, momento en el cual generalmente se realiza la siesta.

El doctor Pin señala que la siesta tienen una infinidad de beneficios para los niños: "facilita la recuperación de la energía física y psíquica, elimina la tensión y el cansancio acumulado, ayuda a controlar los impulsos, mejora el humor y favorece la retención de la información aprendida durante la mañana".

Muchos padres se preocupan porque la siesta afecte la calidad de sueño de los niños, haciéndolos más perezosos e irritables. Sin embargo, la siesta es una necesidad fisiológica que tiene que realizarse desde el nacimiento de los bebés y puede desarrollarse hasta los cuatro años de edad, después de esa edad, los niños dejan la siesta de manera progresiva: "los recién nacidos se despiertan cada tres horas para comer y a medida que van creciendo reducen las horas de sueño, de forma que primero desaparece la siesta de la mañana y después, entre los cuatro y cinco años, la de la tarde", argumenta el doctor Pin.

La siesta facilita la recuperación de la energía física y psíquica, elimina la tensión, mejora el humor y favorece la retención de la información

¿Cuáles son las consecuencias de prohibir la siesta infantil?

Según el doctor Pin, privar a los niños de la siesta puede traer como consecuencia que sean más irritables y ansiosos. Considera que un niño que no tiene un descanso completo “le costará mantener la atención y retener la información {…}  su conducta será más impulsiva".

Argumenta que los niños que no realizan la siesta van a protestar por todo, “serán más llorones y al estar más irritables, les cueste más dormirse por la noche", mermando su ciclo de sueño y elevando los niveles de ansiedad.

El pediatra Reyes Hernández, miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria señala al periódico El Mundo, que la privación de la siesta infantil "no sólo disminuye claramente su capacidad de aprendizaje, también promueve su falta de interés y los terrores nocturnos, además de afectar al desarrollo físico, ya que incluso puede reducir el colesterol y el exceso de adrenalina".

Como se ha leído, la siesta es vital para que los niños mejores sus capacidades cognitivas y sociales, aspectos necesarios para que puedan desarrollarse en su entorno social.

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