No todos los médicos están de acuerdo sobre la naturaleza exacta de la adicción o dependencia. Sin embargo, el modelo biopsicosocial es generalmente aceptado en los ámbitos científicos como el más completo teorema de la adicción.
Históricamente, la adicción se ha definido con respecto únicamente a las sustancias psicoactivas (por ejemplo el alcohol, el tabaco y otras drogas) que cruzan la barrera hematoencefálica, una vez ingerido, temporalmente altera el entorno químico del cerebro. Sin embargo, estudios sobre la fenomenología, la historia familiar, y la respuesta al tratamiento indican que el trastorno explosivo intermitente, cleptomanía, juego patológico, piromanía, y otros pueden estar relacionados con trastornos del estado de ánimo, el alcohol y el abuso de sustancias psicoactivas y los trastornos de ansiedad (especialmente trastorno obsesivo-compulsivo trastorno). Estos trastornos se clasifican por la Asociación Americana de Psicología como trastornos de control de los impulsos y, por tanto, no como adicciones.
Muchas personas, tanto profesionales de la psicología, ahora incluyen el alojamiento a la dependencia psicológica en cosas tales como los juegos de azar, la comida, el sexo, la pornografía, los ordenadores, el trabajo, el ejercicio, la obsesión espiritual (en contraposición a la devoción religiosa), de corte y las compras a fin de contar con estas conductas como "las adicciones" así como causales como la culpa, vergüenza, miedo, desesperación, fracaso, rechazo, la ansiedad o los síntomas asociados con la humillación, entre otras condiciones médicas, la depresión y la epilepsia. Se dice por quienes se adhieren a un tradicionalista método de desintoxicación estos síntomas no son estrictamente un reflejo de la adicción, sino de un trastorno de comportamiento.
Sin embargo, la comprensión de la ciencia neural, el cerebro, el sistema nervioso, el comportamiento humano y los trastornos afectivos han puesto de manifiesto "el impacto de la biología molecular en los mecanismos subyacentes a los procesos de desarrollo y en la patogénesis de la enfermedad". El uso de hormonas tiroideas como un tratamiento complementario eficaz para los trastornos afectivos ha sido estudiado durante los últimos tres decenios y se ha confirmado en repetidas ocasiones.