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Entre la desorientación y el amor: la sexualidad se anticipa en los jóvenes de hoy

Hoy en día, las sociedades viven, continuamente, profundos cambios en sus códigos morales y sociales. Esto, inevitablemente, se ve reflejado en la temprana práctica sexual en adolescentes y  en reacción social frente a este fenómeno, ya que dichas conductas se van tornando comunes, aceptadas y cada vez más practicadas, asumiendo que los jóvenes saben qué hacer, cuando, según estadísticas, es falso.

Aunado a todo esto,  se ha demostrado que la dinámica laboral de los padres de familia que, de cierta manera, abandonan el hogar y, por ende, la comunicación con sus hijos, ha originado prácticas sexuales en los jóvenes cada vez más alejadas de un conocimiento pleno del cuerpo y de sus alcances emocionales y psicológicos.

La medicina moderna entiende la sexualidad precoz como la prematura conducta sexual, sin la suficiente madurez mental para afrontar consecuencias y responsabilidades, hecho que desequilibra la mente y el cuerpo, lo cual, con el tiempo, desarrolla una conducta desordenada en hábitos y prácticas sexuales.

Se sabe que la adolescencia es una etapa en la vida en la que se requiere de información objetiva, profesional y profunda, para facilitar la toma de decisiones de manera consciente en materia de salud sexual: medidas de prevención y de auto cuidado, conductas de riesgo, enfermedades de transmisión sexual (ETS), anticonceptivos, embarazo y relaciones de pareja entre los jóvenes.

La Organización Mundial de la Salud estima que, en el mundo, hay 1.200 millones de adolescentes de entre 10 y 19 años de edad, rebosantes de energía y posibilidades de ejercer su sexualidad y, según sus estadísticas, la iniciación de la actividad sexual es cada día más pronta, con menos años cumplidos cuando, por ejemplo, se está mucho más vulnerable a ETS: el contagio del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH/SIDA) va en rápido aumento entre los jóvenes, de 11 contagios por minuto, más de la mitad, ocurren en jóvenes menores de 24 años.

La medicina moderna entiende la sexualidad precoz como la prematura conducta sexual, sin la suficiente madurez mental para afrontar las consecuencias y responsabilidades que implica.

Psicólogos, especialistas en salud reproductiva, justifican la sexualidad descontrolada en los jóvenes toda vez que, los adolescentes se encuentran en una lucha constante por independizarse de los padres, estructurar una serie de principios éticos y morales propios, convertirse en personas intelectualmente competentes. De ahí la conducta precoz al m0mento de ejercer su sexualidad.

Además, los jóvenes experimentan una adaptación de su cuerpo para la reproducción, por ejemplo, desde algunos meses antes de que llegue la primera menstruación en las niñas, puede estar ocurriendo la ovulación; y, en los niños, puede ser que los testículos produzcan líquido seminal durante los sueños.

En este período, surgen sensaciones e impulsos sexuales, que se encuentran relacionados con los cambios biológicos que enfrentan todos los jóvenes durante la adolescencia y la curiosidad de experimentar todo lo relacionado con el amor y el sexo. Los cambios hormonales provocan que se tengan deseos y fantasías eróticas, además de la necesidad de sentir placer físico, a través del propio cuerpo y del cuerpo de otros, especialmente de las personas por las que se siente atracción sexual.

Además, en la adolescencia, como se ha leído, se consolida la identidad sexual de los jóvenes. A pesar de que esta identidad es producto de un largo proceso que inicia desde la niñez, en esta etapa, se ponen en práctica todas las conductas hacia personas del mismo sexo y del sexo contrario. Ésta, permite que las personas puedan sentirse, reconocerse y actuar como hombres o mujeres y ejercer su sexualidad con respecto a dicha identidad; se aclaran ideas, sentimientos y significados que se tienen con respecto al propio sexo y al sexo contrario.

La Dra. Alicia González Fernández, Directora de la Cátedra de Sexología y Educación Sexual del Instituto Superior Pedagógico “Enrique J. Varona”, en Cuba, argumenta que los jóvenes de esta generación tienen un marcado desarrollo del libido hacía un objeto no definido. Y, agrega González Fernández, “la práctica cotidiana demuestra que estas experiencias, si reciben una adecuada orientación psicopedagógica deben devenir, cuando llegue el momento propicio, en una relación heterosexual”. Sólo es una etapa que, poco a poco, ha ido trascendiendo en la normalidad de la salud sexual en jóvenes. La falta de orientación y desapego con los padres, inevitablemente, los ha llevado a buscar respuestas a sus preguntas, las cuales, a pesar de la modernidad y la tecnología, jamás desaparecerán.

Por su parte, el sexólogo español, Félix López, asegura que los jóvenes encuentran una vía de expresión y satisfacción en los intercambios y jugueteos, casi siempre inocentemente, con los amigos más íntimos de su mismo sexo, pues están en una edad donde acostumbran encerrarse en este tipo de relaciones, o, simplemente, por vergüenza de relacionarse con personas de diferente sexo, lo cual no significa, necesariamente, una tendencia permanente a la homosexualidad o a la bisexualidad.

Más bien, ello se desprende de que los adolescentes encuentran la confianza en sus amigos más cercanos y no en sus familias para resolver sus dudas, a partir de intercambios reales de experiencias como: besos, abrazos, caricias, etcétera.

La Doctora Fernández expone que los jóvenes, psicológicamente, adquieren una nueva significación corporal, llena de vivencias, conflictos y satisfacciones, que actúan directamente en el desarrollo de su autoestima, enriqueciéndola o dañándola,  según el caso y, enfatiza: “esta transformación corporal, unida a su desarrollo psíquico general, da origen a lo que se denomina el llamado sentimiento de adultez y  a la práctica prematura de su vida sexual”. Los jóvenes se creen capaces (y, físicamente lo son) de ejercer su sexualidad a su antojo, pero en realidad adolecen de madurez intelectual, económica, emocional y, en algunas ocasiones, psicológica al depender, todavía, de actitudes y prácticas comunes en la niñez: caprichos, ansiedad, antojos, pataleos, berrinches, etcétera.

En este momento, los jóvenes suelen practicar la auto-estimulación (conocida también como masturbación), que de niños o niñas experimentaron, pero ahora encaminada a nuevas sensaciones como el orgasmo, y las fantasías, liberando los deseos e impulsos sexuales que se están empezando a sentir.

Igualmente, durante la adolescencia, los jóvenes se enamoran fácilmente. El aumento descontrolado en la producción de hormonas como oxitocina, adrenalina, endorfinas, dopamina, noradrenalina y feniletilamina, durante el beso o el abrazo y el juego sexual, provoca que se tomen decisiones a la ligera con respecto a la sexualidad.

Un estudio, realizado en diversos países de América Latina demuestra que las personas que viven en esta zona del mundo crecen en ambientes muy erotizados, siendo: Brasil, Colombia, Venezuela, México, Cuba, los que más lo viven. Dichas estadísticas demuestran que, el 97.1 % de las mujeres y el 91.8 % admite haber sentido experiencias de amor y cariño durante la pre-adolescencia y adolescencia.

De la misma forma, durante la adolescencia, se viven enamoramientos pasajeros. Mismos que, muchas veces, llevan a la práctica de la sexualidad sin responsabilidad. Según el INEGI, casi 30 millones de jóvenes en México, teniendo 15 años de edad promedio, están se iniciando la vida sexual, lo que, a la postre, conlleva que se registren, aproximadamente, 25 mil embarazos al año en mujeres menores de 19 años, de los cuales, el 10% terminan en abortos.

Así mismo, en países de habla hispana, el sexo en los jóvenes va acompañado de la ingesta de alcohol, cigarro o algunas otras drogas, mismos que, en un margen de 35-40%, niegan haber tenido relaciones sexuales usando condón o cualquier otro método para cuidar su salud o evitar un embarazo; prácticas que, según el doctor Iñaki Lete, Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria, en España, reafirman la idea de que "cuando se bebe mucho, es difícil ser responsable y por tanto ejercer prácticas de sexualidad sanas”.

Parte de la sexualidad en los jóvenes implica el conocimiento y correcto uso de métodos anticonceptivos, no sólo en su “primera vez”, sino en toda su vida sexual. Diversos especialistas argumentan que, tener relaciones sexuales, a cualquier edad, significa contraer una responsabilidad compartida, teniendo como base, para llegar a la plenitud en el encuentro sexual,  la información, orientación y educación y evitar situaciones como el estrés o la ansiedad.

Existen diversos tipos de métodos anticonceptivos. La manera más eficaz de evitar un embarazo es no tener relaciones sexuales, la abstinencia, el único método anticonceptivo natural totalmente seguro para prevenir un embarazo; sin embargo, como se mostrará en la tabla a continuación, hay métodos físicos o químicos, que varían en sus resultados, dependiendo del correcto uso, planificación o calidad del producto. Por lo que, se reitera, los jóvenes deben practicar su sexualidad con responsabilidad y pensando en las consecuencias físicas, emocionales y económicas que pudieran ocasionar.

Método anticonceptivo ¿Qué tan eficaz es el método para evitar un embarazo? Protección contra enfermedades de transmisión sexual

Abstinencia

Totalmente (100%) Si
Parches cutáneos Muy eficaz (95-98%)%) No
Píldora anticonceptiva Muy eficaz (95-98%) No
Condón Moderadamente eficaz (75%) Si
Diafragma Moderadamente efectivo (85%) No
Anticoncepción de urgencia Muy eficaz (98-99%) No
DIU Muy eficaz (98%) No
Método del ritmo No muy eficaz (75%) No
Espermicida No muy eficaz (29%) No
Retiro No muy eficaz (27%) No
No utilizar ningún método anticonceptivo Ineficaz (15%) No

Así mismo, los jóvenes deben elegir, también, un método anticonceptivo con base en los siguientes elementos: la facilidad y accesibilidad del método, dependiendo de la dinámica y seriedad de la relación; el costo y viabilidad de la compra del método y, de suma importancia, la salud de la persona o el hecho de que esté tomando otros medicamentos pueden hacer necesario utilizar o evitar un determinado método anticonceptivo, atendiendo a alergias o condiciones como lesiones, infecciones en la piel o discapacidades.

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