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¿Por qué buscamos una pareja? La salud se comparte más rico entre dos

¿Cómo se elige a la pareja? Éstas no es sólo una pregunta que se hace un adolescente dando sus primeros pininos en el amor, un adulto qué se cuestiona cómo es que eligió a su compañera(o), sino también es un cuestionamiento cotidiano entre los psicólogos y expertos en relaciones interpersonal. Discernimiento que ha llegado a diversas conclusiones, las más comunes son que, el ser humano, busca a su pareja con una personalidad similar u opuesta a la propia, con el fin de alcanzar la plenitud personal y por tanto también tener salud, física y emocional necesaria en cada uno. Todo ello, según estudios publicados recientemente en la revista Personality and Individual Differences.

Las razones son muchas, refutando las creencias que estriban en azar, “el amor ideal”, “el amor a primera vista” o el “flechazo de cupido”, ya que, según los científicos, en el enamoramiento, intervienen muchas cuestiones como la inteligencia, la atracción física y la personalidad del otro, es decir, la elección de pareja depende, a términos generales, en factores que lleven a la relación a niveles satisfactorios, a largo plazo, inevitablemente, con base en el beneficio, intereses,  deseos y gustos personales.

En el estudio, realizado en la Universidad del Estado de Michigan y encabezado por el doctor Mikhila Humbad, se demostró que, conforme pasa el tiempo, la pareja se va adaptando al otro, ya que, comúnmente, se elige conforme rasgos compartidos de personalidad. Esto, “podría reflejar la influencia de los cónyuges entre sí con el tiempo, o también esto podría ser lo que les atrajo el uno al otro en primer lugar”, afirmó el investigador.

Asociado a lo anterior, un estudio realizado en Munich, Alemania, indica que la elección de pareja satisface, más allá de sentimientos o química, al ego de la persona. Dicha investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, expone que, el subconsciente de las mujeres, elige con base en dos elementos: la economía y la salud de la posible futura pareja; así mismo, los hombres basan más su decisión en la belleza y atracción física, resultados que refuerzan los complejos de Edipo y Electra, descritos por Sigmund Freud.

Existe evidencia científica de estudios en psicología social que, argumentan la elección de pareja como una convergencia de elementos psico-sociológicos que orillan a buscar una relación. Mismos que, la mayoría de las veces, son las bases de la atracción interpersonal, que dará paso a la sensación felicidad-infelicidad de la pareja. El más importante de ellos es la interacción que, con el tiempo, lleva a la  apreciación de los rasgos psicológicos, físicos y mentales del otro.

Y, la interacción lleva a la proximidad, condición que lleva a las personas a conocer, evaluar y admirar rasgos que sólo con la cotidianidad se pueden observar.  Y así, se consolida el proceso de elección de pareja; además, la necesidad de apreciar lo bello, lo que se le considere atractivo y que llene las expectativas estéticas que se aprendieron desde la niñez. Aunado a lo anterior, también se aprecian elementos como el status, el nivel de popularidad, la seguridad, la competencia y la autoestima del otro individuo para vislumbrar lo que podría ser la pareja.

Los polos contrarios se pueden llegar a atraer hasta cierto punto, con miras a perfeccionar su marco de cualidades y virtudes, aprendiendo del otro y llegar a un equilibrio emocional.

Hay quienes opinan, que así como nuestros padres satisfacían nuestras necesidades en la niñez, la pareja también debe de cubrir ciertas necesidades en nuestra edad adulta. Esto, en función de los rasgos personales del otro, con el fin de alcanzar y una sensación de complementariedad. Cabe mencionar que, el rasgo en sí mismo no importa, más bien, aseguran los psicólogos, es la manera en la que se perciben lo que da pauta a valorarlos. Cualidades como la generosidad, el sentido del humor o un buen carácter, influyen en sentirse cómodo con la pareja. Por  otro lado, la “cuasi-perfección”, en la mayoría de las ocasiones, es rechazada ya que,  recuerda los propios defectos.

A la par de este tipo de elección, existen realidades que, no sólo dañan la salud mental de la persona, sino que, también, le puede originar problemas en todos los sentidos a largo plazo, como estrés, ira, pérdida de autoestima o de bienes económicos. Hay quien escoge a su pareja con base en, lo que los expertos han llamado, Neurosis de Rescate; en esta condición, de forma inconsciente hay personas que suelen enamorarse de personas conflictivas y nocivas para su salud, como alcohólicos, ludópatas, fumadores, drogadictos, insatisfechos sexuales, individuos con continuos problemas económicos o familiares, todo ello cumpliendo un afán mesiánico, es decir de ocupar el papel del “salvador” o bien por auto-cumplirse situaciones que no le permitan ser feliz.

Tener pareja también puede, además de reforzar o eliminar condiciones psicológicas, beneficiar la salud de las personas. De acuerdo con un trabajo conjunto entre las universidades de Chicago y Northwestern, en Estados Unidos, que apareció en la revista Stress, demostró que tener una pareja estable puede reducir el efecto del cortisol en el cerebro, sustancia que predomina en organismo ante el estrés.

Además, en el Departamento de Psicología de la Universidad de Florida, se demostró que tener una pareja sana y una relación estable, puede también reducir los niveles de obesidad en las personas; se encontró que, además de una tendencia por dejar de fumar y beber, los novios suelen comer de manera saludable y hacen mucho más ejercicio, con el fin de mejorar su condición y aspecto personal. Así mismo, una pareja bien cimentada, se beneficiada adicionalmente por la práctica del sexo trayendo múltiples beneficios físicos y no sólo emocionales a los dos , y si se práctica de forma responsable, este hecho protege contra los contagios de enfermedades de transmisión sexual.

Aunque las parejas tienden a compartir raza, edad, nivel socioeconómico, religión, educación, inteligencia, valores y actividades, si se satisfacen los requerimientos de uno y del otro, en diferencias sustanciales de estos elementos, los contrarios se pueden llegar a atraer hasta cierto punto, con miras a perfeccionar su marco de cualidades y virtudes, aprendiendo del otro y llegar a un equilibrio emocional, similar al logrado después de la meditación o la oración.

Por ejemplo, ha habido casos en los que una pareja no comparte la misma religión, sin embargo, se ha asegurado que, valores y principios que no aparecen en la propia fe, fue el factor decisivo para decir compartir tiempo y espacio con el otro. Una excepción a esta regla se da en las personas con baja autoestima, toda vez que eligen una pareja que refuerce dicha actitud.

Contar con una pareja estable, también, se traduce en el manejo de conflictos todos los días; sin embargo, los expertos recomiendan que no deben verse como  algo para temer, angustiarse, deprimirse o generar tensión o frustración, por el contrario, vivir en pareja, significa una oportunidad para clarificar y solventar diferencias entre las personas, como manera de desahogo emocional y un constante camino a la maduración y superación personal.  Es decir, tener pareja puede significar tener salud.

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