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¿Conectado todo el día? ¿Será costumbre, gusto o patología? Tecnofílias

Para la gente común, el concepto adicción incluye ingerir drogas, de hecho la mayoría de las definiciones sobre este tema se centran en el abuso de sustancias prohibidas, la mayoría de las veces, centradas a dañar el sistema nervioso central. Sin embargo, hay un movimiento creciente que encuentran, en una serie de conductas potencialmente adictivas, nuevas tendencias que, poco a poco, minan la salud de las personas, que van desde el juego, el sexo, el exceso de trabajo o el apego a la tecnología: estar largas jornadas conectado a Internet, a través de las redes sociales o el uso inmisericorde de un teléfono celular. Tecnofília, dirían los expertos.

En palabras de Enrique Echeburua, Catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco, la tecnofília, “se trata de conductas repetitivas que resultan placenteras en las primeras fases, pero que después no pueden ser controladas por el individuo. Es habitual que este tipo de adicciones psicológicas, se combinen con una o varias adicciones a sustancias químicas”. Además, las personas adictas a la tecnología, recurren a ella con el fin de reforzar o, en el mejor de los casos, sustituir, problemas previos.

Es que, durante siglos, las personas han encontrado, ya sea psicológica o físicamente, placer al apegado de muchos comportamientos y sustancias. Esto, puede llevar a un eventual impacto negativo en el organismo, afectando matrimonios, relaciones personales, el rendimiento en el trabajo, la economía e, incluso, el estar “conectado” a la tecnología, puede encaminar a la ilegalidad.

Con el desarrollo de Internet, su importancia para la economía y su crecimiento exponencial alrededor del mundo, desde los años noventa, se han documentado casos de psicopatologías relacionados con este tipo de tecnología. Trastorno que, con el tiempo, se le ha dado algunos nombres: Desorden de Adicción a Internet (Internet Addiction Disorder), Uso Compulsivo de Internet o Uso Patológico de Internet (Pathological Internet Use). Y, algunos psicólogos, han basado este fenómeno, en una dependencia tanto al medio (Internet y/o la red social) como al mensaje (sentirse escuchado, leído, recibir respuesta inmediata, etcétera), sin inclinarse a favor de ninguno.

Uno de los aspectos que diferencian a una adicción psicológica, como es el caso de la tecnofília, con una adicción química (como el caso del alcoholismo, el tabaquismo o la drogadicción), es que, la primera, no tiene las terribles consecuencias físicas que pueden generar las demás. La adicción a Internet, sin embargo, ha demostrado consecuencias en los hábitos cotidianos de los individuos, sobre todo las derivadas de la privación de sueño, la cual se produce por la negativa del individuo a cortar la conexión al mundo, por medio de esta tecnología, permaneciendo despierto hasta altas horas de la madrugada, lo cual da lugar a la fatiga, debilitación del sistema inmune, pérdida de defensas en el cuerpo, lo cual genera predisposición a contraer enfermedades respiratorias, estrés y, paulatinamente, un deterioro de la salud mental.

Las tecnofílias son conductas repetitivas que resultan placenteras en las primeras fases, pero que después no pueden ser controladas por el individuo, generando daños a la salud.

Diversos estudios en Estados Unidos han relacionado el uso compulsivo de Internet, con el incremento en los niveles de depresión y soledad. A rasgos generales, socialmente hablando, los efectos negativos de la tecnofília, se expresan en los ambientes familiares, académicos y profesionales. El adicto a Internet se aísla del entorno y no presta atención a otros aspectos de las obligaciones sociales, cambia su humor repentinamente y dependiendo de lo que suceda en la red, tiende a la ansiedad o impaciencia cuando la conexión se torna lenta y cae en ataques de ira y en una incapacidad, física y mental, para resolver problemas si no tiene una computadora enfrente o la conexión se pierde.

Ya que, Internet es eminentemente un instrumento de comunicación interpersonal, varios expertos estriban su adicción a las sensaciones que, su uso, produce en el individuo. Del mismo modo que un adicto a la heroína, lo es a la sustancia y no a la jeringa, esta tecnología, permite cubrir dos tipos de necesidades básicas: la búsqueda de respuestas y satisfacción de gustos personales (por medio de información, imágenes, sonido, juegos, etcétera) y la búsqueda de interacción social en un mundo virtual, aseguran los psicólogos, que puede convertirse en un sustituto de la vida real para las personas con déficit en habilidades sociales, como la timidez o algún tipo de complejo: introversión, baja autoestima, fobia social.

Así mismo, si bien la adicción a las redes sociales como Facebook o Twitter, no se encuentra reconocida como una enfermedad, hoy en día es una realidad que también encaja en las tecnofílias. Tan es así que, en Italia, existen dos clínicas especializadas en tratar este trastorno. El psiquiatra Federico Tonioni, doctor del Policlínico de Roma, afirma que, existen cinco tipos de adicción a la tecnología: la ciber-sexual, la ciber-relacional, el comprador net-compulsivo, la adicción a las descargas y la dependencia de los juegos en línea. Adicciones que, gracias a la inactividad física del individuo y al poco o nulo ejercicio realizado, puede causar obesidad, enfermedades cardiovasculares y caer en una mala nutrición, ya que su uso suele acompañarse con la ingesta de comida chatarra.

Un informe elaborado por la Universidad de York, en Canadá, publicado en septiembre de 2010, asevera que, las personas que actualizan constantemente su perfil en Facebook y no pueden dormir sin ver los últimos comentarios que publican sus amigos, pueden ser narcisistas, tener baja autoestima y, sin duda, pueden ser inseguros. Igualmente, el estudió también arrojó que las redes sociales son un refugio perfecto para este tipo de personas, ya que pueden establecer un gran número de amistades sin tener que mantener una relación con ellas.

A su vez, una investigación de la Universidad de Florida, afirma que teléfonos celulares y las agendas electrónicas, como BlackBerry, que fueron inventados para hacer la vida más cómoda, se han convertido en una interferencia en la vida de las personas. Este tipo de tecnofília, no se trata tanto del tiempo que se pasa hablando por teléfono, sino de la necesidad de estar conectados, para saber qué pasa y permanecer disponibles o evitar conflictos con la pareja o los jefes en el trabajo, señaló Lisa Merlo, profesora de psiquiatría de la universidad.

Paradójicamente, en Internet, circula información acerca de los síntomas que, cada persona, puede experimentar para comprobar o no su adicción a la tecnología. A continuación, los diez más frecuentes:

1. ¿Twitter, Facebook, My Space o el blog personal son los últimos sitios en cerrar, tras desvelarse y son los primeros en abrir con los ojos aún con sueño, antes de bañarse, desayunar o vestirse?

2. ¿Te acuestas pensando en el número de followers, likes, comentarios o amigos agregados en el día, revisando, de último momento, antes de apagar la computadora?

3. ¿Revisas, antes de apagar la computadora o el celular, los mensajes, conversaciones y menciones, y, de vez en cuando los comparas con los de tus amigos, que tienen similitud en cifras?

4. ¿Piensas, en todo momento la forma de atraer nuevos amigos, o followers y cómo resumir tus ideas en pocos caracteres, mientras desayunas, comes y cenas?

5. ¿Modificas y renuevas tu información personal, avatar y fotografías con demasiada regularidad?

6. ¿Comes, vas al baño, trabajas, manejas o te transportas al mismo tiempo que twiteas, comentas o chateas?

7. ¿Te quedas, hasta altas horas de la madrugada, frente a tu computadora, cuando antes no lo hacías?

8. ¿Has reducido el tiempo que pasas con tus amigos y piensas que los puedes eliminar de tu vida, cual si se tratase de una red social?

9. ¿Disfrutas mas Twitter, Facebook o un chat que estar con tu pareja, esposa, familia o amigos?

10. ¿Haces búsquedas desesperadamente, donde sea, con tal de no quedarte con la duda, comentarlo en tu muro, con el fin de agradar a tus amigos o followers?

Si las respuestas son afirmativas en la mayoría de los casos, podrías tener ya algún grado de tecnofília, lo cual, merece atención y en casos muy extremos el apoyo de profesionales de la salud mental (psicólogos o terapeutas) . Cabe recordar que, si bien no se comparan con las adicciones químicas, este tipo de prácticas pueden generar grandes amenazas a la salud, incluso, se ha comprobado, problemas como artritis o alguna deformidad en los dedos, miopía, astigmatismo y una serie de daños en los ojos; sin mencionar, como se ha leído, el peligro a la salud mental y sociabilidad del adicto a la tecnología.

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